Discurso Abstracto

La obra abstracta de Fernando Pereira es sinónimo de originalidad en las formas, rotundidad del trazo, naturalidad, fuerza y sin duda, la podríamos asimismo calificar como una pintura competitivamente elaborada y cuidadosamente trabajada. 

De sus fondos emerge, sorpresivamente, un aparente “totum revolutum” de líneas: ordenados e ingrávidos revoltijos, silenciosos barullos de grafitos que invaden hasta el más mínimo espacio, desarrollando su creatividad caprichosamente hasta límites insospechados. 

Esas volubles urdidumbres de las que emanan toques de destellantes rojos y amarillos o penetrantes verdes y azules, esconden tras de sí misteriosas y subjetivas elucubraciones, aproximando al espectador, a través de la imaginación, elementos que lo relacionan con el mundo tangible y real en el que vive.

No cabe cuda de que las composiciones abstractas de Fernando Pereira provocan multitud de estímulos al ojo que las contempla, haciendo en todo momento que nuestra mirada se deslice curiosamente por unos peculiares entramados, haces de encorsetadas y tornadizas líneas que improvisadamente envuelven las superficies, se cruzan y materializan en diversas formas y que denotan , al mismo tiempo, un “horror vacui” que nos transporta a otro espectro, a un mundo donde el ingenio y la fantasía serán las armas necesarias para liberarnos y escapar – como Dédalo en el laberinto cretense – de esas antojadizas modulaciones en constante oscilación.

La obra de Fernando Pereira, que manifiesta una continua búsqueda de soluciones que le permitan reflejar su más profundo anhelo de expresividad y perfección, podría paragonarse con la abstracción desarrollada en Europa y en América en las primeras décadas del s.XX, destacando la espontaneidad y energía de movimientos como el “Action Painting”, las creaciones automáticas de los surrealistas o el expresionismo abstracto.

Elementos como los comentados anteriormente convierten de este modo su pintura en un arte próximo, actual y con ansias de expansión, apoyándose para ello en la versatilidad tanto temática como técnica y en su innata capacidad para imprimir en los lienzos una indiscutible carga poética y musicalidad que rezuma y se proyecta al exterior desde su mundo más personal, inalienable e íntimo.

Texto de:
Marta Méndez
Crítica de Arte

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